Filadelfia estados unidos turismo
Filadelfia —El pasado de la nación, la pujanza de una metrópoli y la serenidad de una villa se conjugan en Filadelfia, una de las más atractivas y polifacéticas ciudades del país. A sólo una hora y media en tren de Nueva York, un poco más por automóvil, “Philly” debería ser uno de los destinos predilectos de los neoyorquinos y uno de los sitios que mejor conocen... Y no es así: para la mayoría Filadelfia es una ilustre desconocida.
Sí, por supuesto, casi todos sabemos que están allí la Campana de la Libertad, el salón donde se firmó la Declaración de Independencia, el hogar del inolvidable patriota e inventor Benjamín Franklin, las escalinatas donde terminó su célebre sesión de entrenamiento el Rocky de Sylvester Stallone con saltitos y un puño en alto, al son de aquella música inspiradora...
Y poco más... Quizás algunos también recuerden la casa de Betsy Ross —quien fabricó la primera bandera de la unión americana—, la Casa de la Moneda, el Museo de la Constitución y algunos otros sitios de valor histórico.
Sin embargo, una visita a Filadelfia por estos días nos revela una ciudad vibrante y polifacética, donde las joyas del pasado comparten espacio y atención con magníficas construcciones modernas, vecindarios de muy diversas composiciones étnicas, una amplia programación artística, cultural y recreativa, atracciones para chicos y grandes y sorpresas, muchas sorpresas, como veremos más adelante si nos acompañan por un breve recorrido histórico... Al fin y al cabo, no somos quienes para rebelarnos contra la historia.
El trayecto por el Distrito Histórico será breve, dado que es lo más conocido y tantas veces repetido sobre Filadelfia. De todos modos, quienes quieran ahondar en pormenores históricos y detalles específicos de esos sitios o de los eventos que llevaron a la declaración de independencia pueden acudir al portal www.usatourist.com/español.
Tres sitios en particular constituyen el meollo del Distrito Histórico y abarcan los símbolos más preciados del nacimiento de una nación: La Campana de la Libertad —ahora parte de un centro para visitantes con gráficas y fotos, abundante información y exhibiciones—, el Salón de la Independencia —, donde se firmó la Declaración de la Independencia de la Corona Británica el 4 de Julio de 1776 y se redactó y firmó la Constitución de los Estados Unidos en 1787, y en tercer lugar, el Centro de la Constitución Nacional, situado en el Mall de la Independencia.
Por supuesto todos son interesantes y más para quienes tienen inquietud por conocer su historia. Sin embargo el más llamativo y ameno para visitantes de todas las edades es el Centro de la Constitución que ofrece una presentación en multimedia de los eventos que llevaron a la rebelión y la Independencia narrados por un actor en vivo y en directo, amén de un centenar de exhibiciones interactivas y artefactos sobre la Constitución de los Estados Unidos y el sistema judicial. Entre los más populares está la sección en que los jóvenes visitantes pueden verse por unos instantes investidos como presidentes de los Estados Unidos, reflejados en una pantalla en el momento en que el Presidente de la Corte Suprema de Justicia les pide que repitan el juramento.
No hace falta por supuesto visitar monumentos y museos para respirar el aire del pasado y de la historia. Pasear por las calles de los barrios antiguos de Filadelfia, donde la vida parece avanzar a un ritmo diferente y más pausado es toda una experiencia... Y allí mismo, en las calles y callejuelas de dos y tres siglos de antigüedad comienzan las sorpresas... Por ejemplo al buscar el significado de los emblemas del Cuerpo de Bomberos adosados a algunas casas: el seguro de incendio, que garantizaba a las casas “afiliadas” que la compañía de bomberos apagaría la conflagración. Los no asegurados tenían que sentarse a ver la devastación o contratar los servicios de apagafuegos rivales, por lo general divididos por orígenes nacionales.
También llaman la atención los antepasados del “caller i.d.” o identificadores de visitantes, unos pequeños espejos oblicuos en frente de las ventanas del segundo piso, que permitían ver sin ser visto a los visitantes que llegaban a tocar a la puerta, y así decidir si se les recibía o no.
Además de los sectores antiguos hay varios más que merecen la pena un recorrido, entre ellos el que circunda la universidad de Pennsylvania —y por supuesto la universidad en sí, perteneciente al grupo de las Ivy League— y el Barrio Latino, donde además de restaurantes, tiendas de todo tipo y botánicas, se encuentran algunos de los murales más espectaculares de Filadelfia, por cierto una ciudad en que los murales reciben especial atención, promoción y financiamiento.
Son muchas las atracciones curiosas, divertidas y sorprendentes de Filadelfia. Entre ellas debemos mencionar el Zoológico, famoso por sus esfuerzos por la conservación de especies en peligro de extinción, la Plaza Sésamo, un parque dedicado al popular programa televisivo y el Doll Museum, “el único museo en los Estados Unidos que enfatiza la colección y preservación de muñecas y muñecos negros como artefactos de valor histórico.
Siguiendo con nuestro recorrido por Filadelfia nos encontramos con que posee el más grande velero de cuatro mástiles que se conserva en todo el mundo, el Moshulu, habilitado como un lujoso restaurante, bar y sitio de fiestas, y con uno de los pocos museos dedicados a la literatura que existe en todo el país: El Rosenbach, una fabulosa colección de libros antiguos que atesora el manuscrito original del Ulises de James Joyce...
Y al otro lado del río, en Camdem, Nueva Jersey, pero dentro de la jurisdicción turística de Filadelfia recientemente se ha abierto al público un Seaquarium remodelado, y sin duda uno de los más completos de la costa Este. Entre las grandes novedades que ofrece figuran dos jóvenes hipopótamas: Genny, de 5 años y 2.900 kilos de peso, y Button, de 8 años y unos cuantos kilos por encima de los 3.000.
Fuente:http://www.ahorre.com/travel/hotels/filadelfia_philly/visita_filadelfia_turismo/index.html
Sí, por supuesto, casi todos sabemos que están allí la Campana de la Libertad, el salón donde se firmó la Declaración de Independencia, el hogar del inolvidable patriota e inventor Benjamín Franklin, las escalinatas donde terminó su célebre sesión de entrenamiento el Rocky de Sylvester Stallone con saltitos y un puño en alto, al son de aquella música inspiradora...
Y poco más... Quizás algunos también recuerden la casa de Betsy Ross —quien fabricó la primera bandera de la unión americana—, la Casa de la Moneda, el Museo de la Constitución y algunos otros sitios de valor histórico.
Sin embargo, una visita a Filadelfia por estos días nos revela una ciudad vibrante y polifacética, donde las joyas del pasado comparten espacio y atención con magníficas construcciones modernas, vecindarios de muy diversas composiciones étnicas, una amplia programación artística, cultural y recreativa, atracciones para chicos y grandes y sorpresas, muchas sorpresas, como veremos más adelante si nos acompañan por un breve recorrido histórico... Al fin y al cabo, no somos quienes para rebelarnos contra la historia.
El trayecto por el Distrito Histórico será breve, dado que es lo más conocido y tantas veces repetido sobre Filadelfia. De todos modos, quienes quieran ahondar en pormenores históricos y detalles específicos de esos sitios o de los eventos que llevaron a la declaración de independencia pueden acudir al portal www.usatourist.com/español.
Tres sitios en particular constituyen el meollo del Distrito Histórico y abarcan los símbolos más preciados del nacimiento de una nación: La Campana de la Libertad —ahora parte de un centro para visitantes con gráficas y fotos, abundante información y exhibiciones—, el Salón de la Independencia —, donde se firmó la Declaración de la Independencia de la Corona Británica el 4 de Julio de 1776 y se redactó y firmó la Constitución de los Estados Unidos en 1787, y en tercer lugar, el Centro de la Constitución Nacional, situado en el Mall de la Independencia.
Por supuesto todos son interesantes y más para quienes tienen inquietud por conocer su historia. Sin embargo el más llamativo y ameno para visitantes de todas las edades es el Centro de la Constitución que ofrece una presentación en multimedia de los eventos que llevaron a la rebelión y la Independencia narrados por un actor en vivo y en directo, amén de un centenar de exhibiciones interactivas y artefactos sobre la Constitución de los Estados Unidos y el sistema judicial. Entre los más populares está la sección en que los jóvenes visitantes pueden verse por unos instantes investidos como presidentes de los Estados Unidos, reflejados en una pantalla en el momento en que el Presidente de la Corte Suprema de Justicia les pide que repitan el juramento.
No hace falta por supuesto visitar monumentos y museos para respirar el aire del pasado y de la historia. Pasear por las calles de los barrios antiguos de Filadelfia, donde la vida parece avanzar a un ritmo diferente y más pausado es toda una experiencia... Y allí mismo, en las calles y callejuelas de dos y tres siglos de antigüedad comienzan las sorpresas... Por ejemplo al buscar el significado de los emblemas del Cuerpo de Bomberos adosados a algunas casas: el seguro de incendio, que garantizaba a las casas “afiliadas” que la compañía de bomberos apagaría la conflagración. Los no asegurados tenían que sentarse a ver la devastación o contratar los servicios de apagafuegos rivales, por lo general divididos por orígenes nacionales.
También llaman la atención los antepasados del “caller i.d.” o identificadores de visitantes, unos pequeños espejos oblicuos en frente de las ventanas del segundo piso, que permitían ver sin ser visto a los visitantes que llegaban a tocar a la puerta, y así decidir si se les recibía o no.
Además de los sectores antiguos hay varios más que merecen la pena un recorrido, entre ellos el que circunda la universidad de Pennsylvania —y por supuesto la universidad en sí, perteneciente al grupo de las Ivy League— y el Barrio Latino, donde además de restaurantes, tiendas de todo tipo y botánicas, se encuentran algunos de los murales más espectaculares de Filadelfia, por cierto una ciudad en que los murales reciben especial atención, promoción y financiamiento.
Son muchas las atracciones curiosas, divertidas y sorprendentes de Filadelfia. Entre ellas debemos mencionar el Zoológico, famoso por sus esfuerzos por la conservación de especies en peligro de extinción, la Plaza Sésamo, un parque dedicado al popular programa televisivo y el Doll Museum, “el único museo en los Estados Unidos que enfatiza la colección y preservación de muñecas y muñecos negros como artefactos de valor histórico.
Siguiendo con nuestro recorrido por Filadelfia nos encontramos con que posee el más grande velero de cuatro mástiles que se conserva en todo el mundo, el Moshulu, habilitado como un lujoso restaurante, bar y sitio de fiestas, y con uno de los pocos museos dedicados a la literatura que existe en todo el país: El Rosenbach, una fabulosa colección de libros antiguos que atesora el manuscrito original del Ulises de James Joyce...
Y al otro lado del río, en Camdem, Nueva Jersey, pero dentro de la jurisdicción turística de Filadelfia recientemente se ha abierto al público un Seaquarium remodelado, y sin duda uno de los más completos de la costa Este. Entre las grandes novedades que ofrece figuran dos jóvenes hipopótamas: Genny, de 5 años y 2.900 kilos de peso, y Button, de 8 años y unos cuantos kilos por encima de los 3.000.
Fuente:http://www.ahorre.com/travel/hotels/filadelfia_philly/visita_filadelfia_turismo/index.html