Senegal: Dakar y el Lago Rosa
La ciudad de Dakar era prácticamente desconocida hasta que el famoso Rally París-Dakar a finales de los 70 la puso en el mapa. Las opiniones de los turistas acerca de esta ciudad son diversas: quienes la aman nos dirán que es una ciudad moderna y segura (para los cánones africanos), con un clima templado y múltiples posibilidades para el ocio. Su centro es fácil de recorrer a pie y la gente es muy acogedora.
En cualquier caso, merece la pena visitar en Dakar el mercado de Sandaga, donde se vende sobre todo una inmensa variedad de fruta, aunque el amplio surtido de tejidos constituye uno de sus máximos atractivos para los visitantes y la playa de Bel Air, la más bonita y más segura de la capital.
Este color tiene su origen en las bacterias que viven en sus aguas y en la elevada concentración de sal, que tiñen el agua de malva según la incidencia de los rayos del sol a lo largo del día.
La producción de sal es el medio de vida más importante de la mayoría de familias que viven en sus orillas. Los recolectores de sal cubren sus pieles con manteca de karité para protegerse del efecto abrasivo de la salinidad de las aguas. Con pequeñas piraguas transportan la sal hasta el borde del lago, donde se deseca completamente.
Los hoteles de la zona suelen organizar excursiones al lago, pero la mejor manera de disfrutar de este paraje es alquilar un 4×4 para dar un paseo por las dunas y recorrer los pequeños poblados de la zona. Volveremos a Senegal con una próxima entrada.